
Fuente: www.tekniker.es
En muchos casos, cuando hablamos de ciencia y tecnología, pensamos en laboratorios llenos de batas blancas, pantallas con gráficos y fórmulas complejas. Sin embargo, una parte clave de la ciencia actual se decide en otro tipo de espacios, donde centros tecnológicos, empresas y grandes infraestructuras científicas trabajan juntos para hacer posibles proyectos que ningún laboratorio pequeño podría asumir. Un buen ejemplo de esto es el trabajo de Tekniker, centro tecnológico con sede en Eibar, que ha mostrado recientemente en Madrid cómo se pueden resolver los desafíos de la ciencia a gran escala.
En el Big Science Industry Forum Spain 2025, celebrado en la capital española, Tekniker presentó soluciones diseñadas para responder a las necesidades de grandes instalaciones científicas. Entre ellas, destacó un sistema mecánico capaz de cerrar instalaciones bajo condiciones de ultra alto vacío mediante accionamiento remoto. En la práctica, esto significa que se pueden realizar operaciones esenciales en entornos extremadamente delicados sin que una persona tenga que estar físicamente presente. Este tipo de tecnología es fundamental en campos como la física de partículas, la astrofísica o la investigación con aceleradores, donde un pequeño error humano puede significar años de trabajo perdido o inversiones millonarias en riesgo.
Lo interesante de este caso no es solo la novedad técnica del sistema, sino lo que representa. Tekniker no se limita a fabricar un equipo, sino que diseña soluciones a medida desde el primer boceto hasta la puesta en marcha, en estrecha colaboración con los equipos de investigación. De esta manera, la ingeniería se adapta a la ciencia y no al revés. Esta relación entre centros tecnológicos y grandes infraestructuras científicas convierte a la llamada industria de la ciencia en un sector estratégico que combina conocimiento avanzado, capacidad industrial y una fuerte componente de innovación.
Ciencia, tecnología e innovación que salen del papel
Si miramos el panorama más amplio, el ejemplo de Tekniker encaja en una tendencia cada vez más clara. En los últimos años se insiste en que ciencia, tecnología e innovación no pueden vivir aisladas de la sociedad. Varios estudios y obras académicas recuerdan que estos tres elementos funcionan como un sistema. La ciencia genera conocimiento, la tecnología transforma ese conocimiento en herramientas y procesos, y la innovación ayuda a que esas herramientas lleguen de forma efectiva al mercado y a la vida diaria de las personas.

Fuente: El logotipo de Tekniker se encuentra en www.tekniker.es
En compilaciones recientes sobre ciencia, tecnología e innovación se destaca precisamente esta idea de ecosistema. No se trata solo de tener buenas universidades o laboratorios equipados, sino de articular redes entre investigadores, empresas, centros tecnológicos y administraciones públicas. Cuando estos actores cooperan, se crean condiciones para desarrollar nuevas soluciones en áreas como salud, energía, movilidad, agricultura o digitalización. En ese contexto, proyectos como los de Tekniker no son una excepción aislada, sino parte de un movimiento más amplio que busca usar la tecnología para resolver problemas complejos de forma coordinada.
Otro concepto que gana fuerza es el de ciencia abierta. Esta perspectiva defiende que los datos, los resultados y, siempre que sea posible, los propios procesos de investigación deben ser compartidos con más transparencia. El objetivo es acelerar el avance científico, facilitar la colaboración internacional y evitar que el conocimiento quede encerrado en silos. La ciencia abierta también ayuda a que la ciudadanía tenga más acceso a la información y entienda mejor cómo se toman las decisiones en áreas sensibles como la salud pública, el clima o la regulación tecnológica.
Tecnologías emergentes y retos sociales
Mientras tanto, el debate sobre tecnologías emergentes continúa creciendo. Inteligencia artificial, biotecnología, computación cuántica, realidad aumentada o energías renovables avanzadas aparecen constantemente como protagonistas de informes y artículos de divulgación. No se trata solo de una lista de modas tecnológicas. Estas herramientas están transformando sectores enteros, desde la industria y los servicios hasta la educación y la cultura.
La inteligencia artificial, por ejemplo, se usa ya para optimizar procesos industriales, analizar grandes volúmenes de datos científicos o mejorar diagnósticos médicos. La computación cuántica promete, a medio plazo, resolver ciertos problemas de cálculo que hoy son prácticamente imposibles para los ordenadores convencionales. La biotecnología abre puertas a nuevos tratamientos, cultivos más resistentes y materiales avanzados. Sin embargo, junto a estas posibilidades aparecen preguntas importantes sobre desigualdad en el acceso, impacto en el empleo, privacidad de los datos y riesgos éticos.
Diversos análisis subrayan que la tecnología, por sí sola, no garantiza un desarrollo justo. Para que la ciencia y la innovación se conviertan en una verdadera estrategia de desarrollo, es necesario contar con políticas públicas coherentes, financiación estable y una visión de largo plazo. Además, hay que invertir en educación y formación, para que más personas puedan participar en este nuevo escenario y no queden excluidas por falta de competencias digitales o científicas.
Un futuro construido entre laboratorios, empresas y ciudadanía
El caso de Tekniker en Madrid ilustra bien cómo se construye hoy el futuro tecnológico. Detrás de cada sistema de vacío, de cada torre de metrología o de cada componente de alta precisión, hay años de estudio, equipos multidisciplinares y una red de colaboración que va mucho más allá de un único centro de investigación. La ciencia de gran escala necesita ingeniería especializada, industria capaz y una coordinación que una intereses públicos y privados.
Al mismo tiempo, la sociedad empieza a mirar con más atención cómo se toman las decisiones en ciencia y tecnología. La discusión sobre ciencia abierta, sobre estrategia de desarrollo basada en conocimiento y sobre el papel de las tecnologías emergentes muestra que ya no basta con admirar los avances desde lejos. Cada vez es más importante preguntar quién se beneficia, quién participa en estas decisiones y cómo se reparten los riesgos y las oportunidades.
En resumen, la ciencia y la tecnología que hoy se exhiben en foros y reportajes forman parte de un proceso mucho mayor. No son solo demostraciones técnicas, sino piezas de un proyecto colectivo en el que centros como Tekniker, instituciones de investigación, empresas y ciudadanía comparten, de una forma u otra, la responsabilidad de decidir qué futuro quieren construir.
En resumen, la ciencia y la tecnología que hoy se exhiben en foros y reportajes forman parte de un proceso mucho mayor. No son solo demostraciones técnicas, sino piezas de un proyecto colectivo en el que centros como Tekniker, instituciones de investigación, empresas y ciudadanía comparten, de una forma u otra, la responsabilidad de decidir qué futuro quieren construir.
Referencias:
Agirregoikoa, A. (2025, 2 de diciembre). Tekniker exhibe en Madrid cómo resolver los desafíos de la ciencia a gran escala. Estrategia Empresarial.
Axómetro. (2025, 17 de agosto). Tecnologias emergentes: O futuro já começou. Axómetro.
Centro de Pesquisa em Ciência, Tecnologia e Sociedade. (2019, 11 de julho). A ciência e a tecnologia como estratégia de desenvolvimento. Instituto de Pesquisa Econômica Aplicada.
Costa de Brito, H. (Ed.). (2025). Ciência, tecnologia e inovação: tendências e desafios para o desenvolvimento científico e tecnológico (Vol. 3). Amplla Editora.
Fundação para a Ciência e a Tecnologia, Unidade FCCN. (2024, 22 de novembro). A importância da Ciência Aberta no futuro da investigação.
